La duración de cada consulta varía en función del problema que se trate, de los objetivos del día, del tratamiento a seguir, etc.
Las consultas siempre tendrán una duración suficiente como para que el psicólogo entienda perfectamente lo que el cliente quiere transmitirle, y para que el cliente entienda adecuadamente las indicaciones que el psicólogo le proporcione. De esta forma se obtiene el mejor rendimiento en las sesiones, además de servir, al mismo tiempo, como técnica complementaria en los procesos de la comunicación.
Lo más importante en la duración de las sesiones terapéuticas no es que sean largas, sino que sean eficaces. Es fundamental dedicar el tiempo necesario en cada consulta.
La sesión clínica es un proceso extremadamente complejo y delicado y, por tanto, requiere que sea relajado y nunca precipitado. Debe evitarse la sensación de premura, de prisa. El tiempo que se pasa en la consulta del psicólogo no debe ser un tiempo estresado, sino distendido y cómodo, donde impere la tranquilidad y no la aceleración. Esto es esencial para el buen desarrollo de la terapia.
El cliente tiene que salir de la consulta con la seguridad de que el psicólogo ha comprendido los problemas que le ha planteado durante la sesión y que, por tanto, ha recibido del psicólogo unas indicaciones adecuadas para afrontarlos. Esto generará que crezca la confianza en el psicólogo. Si el cliente se marcha con la idea de que no le han escuchado lo suficiente o de que no le han entendido, es difícil que el tratamiento funcione, puesto que faltaría confianza hacia el psicólogo.
De la misma manera, no tiene sentido dedicar más tiempo del necesario en las sesiones. El tiempo empleado de más en una sesión, es un tiempo inútil y repercutirá negativamente en la evolución del tratamiento. No sirve para nada que se intente rellenar el tiempo con elementos que no son necesarios, solamente porque la sesión tenga asignada una duración determinada. Tampoco deben tenerse sesiones con más frecuencia que la adecuada. Muchas sesiones no curan antes ni mejor, sólo las necesarias.
Lo importante no es tener muchas sesiones que duren mucho tiempo. Lo importante es que la sesión sirva para mejorar en los problemas.
Dada la intensidad de las sesiones terapéuticas, a menudo, los efectos del cansancio inciden de manera importante a partir de los 40 minutos aproximadamente, por lo que, a partir de ese momento, suele reducirse la eficacia de la sesión, por lo que los siguientes minutos deben dedicarse a resumir lo que se ha trabajado ese día.
No todas las sesiones duran igual. Según el problema tendrán diferente duración. Incluso, dependiendo de los objetivos de cada sesión, la duración puede variar.
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